A falta de mes y medio para que se abra la temporada truchera, los ríos de la provincia sufren una segunda e importante crecida. Las lluvias y las temperaturas suaves que han deshelado gran parte de la nieve han vuelto a elevar los caudales a niveles considerables, si bien inferiores a los registrados en el mes de noviembre. Con estas nuevas aportaciones los embalses, que se encontraban al 70 % de capacidad, se situarán prácticamente al límite de seguridad, habida cuenta de que los meses de marzo y abril suelen producir los mayores aforos. El caudal de los ríos regulados queda pues asegurado, incluido el Bernesga habida cuenta de que la presa de Casares ha comenzado a embalsar. Esta presa, cuya principal razón de ser es ecológica, puede dar vida a un río que en verano se queda seco, justo cuando debe soportar la mayor carga contaminante. Si se respetan las sacas de agua para el riego la recuperación piscícola en el tramo urbano puede permitir importantes proyectos de ocio y pesca deportiva. Bastante peor lo tendrán los ríos no regulados habida cuenta de que el volumen de nieve se ha visto considerablemente reducido y de que la que caiga a partir de ahora tendrá menos vida en los neveros.

ay veces y días en que sería mejor no salir de casa. Cualquier persona que no tenga por costumbre transitar por los parajes aledaños a estas riberas, o por los caminos y senderos de montes, montañas y llanuras, no puede imaginarse el abandono y la anarquía que domina por doquier, cubriendo todos los rincones de inmunda suciedad.

La crecida actual tendrá un doble efecto sobre las poblaciones trucheras. Un efecto positivo en el sentido de volver a remover y limpiar los fondos. Lamentablemente éstos, que habían quedado inmaculados tras la crecida de noviembre, se habían vuelto a colmatar lo que da una idea de la carga contaminante que soportan. El segundo efecto será negativo para las frezas que ya se han producido en su mayoría. Allí donde las crecidas sean mas violentas parte de esas frezas se perderán con los arrastres. En todo caso y salvo que la climatología empeore sustancialmente, el nivel de los cauces no es alarmante y puede calificarse dentro de lo habitual a finales del invierno, si bien en este año se ha adelantado casi un mes.

En otro orden de cosas cabe destacar dos noticias para los aficionados que aguardan con impaciencia la apertura de la veda. Por un lado hemos sabido que la expedición de permisos para pescar en los cotos avanza según el ritmo previsto de forma que finalizará durante el mes de marzo, posiblemente antes de comenzar la temporada. Por otro es un hecho probado que los alburnos siguen progresando de forma imparable. Los arroyos y regueros de la zona de Palanquinos se han visto materialmente invadidos y su presencia en el Torío es un hecho cierto. La incógnita estriba en saber hasta donde serán capaces de subir y los efectos que pueden causar en otras poblaciones piscícolas.